Antes de entrar en detalle, me gustaría expresar mi agradecimiento a Alejandro Salazar Yusti por su libro La Estrategia Emergente. Este ha sido una gran fuente de aprendizaje, brindándome conceptos valiosos como lo emergente, la teoría del negocio, la importancia de las decisiones difíciles (Hard Choices) y la idea de la estrategia no solo como un plan, sino que “la estrategia empieza en la acción”.
Sin embargo, en este artículo, me propongo explorar y contraponer una visión diferente a uno de los puntos que Alejandro menciona en su libro, específicamente en torno al concepto de «moat», popularizado por Warren Buffet.
Warren Buffet y el concepto de moat
Buffet valora las empresas que poseen un «moat» fuerte, aquellas que cuentan con ventajas competitivas difíciles de imitar y cuyos negocios son resistentes a la invasión. Contradiciendo la noción moderna de que la ventaja competitiva es efímera, Buffet sostiene que las empresas valiosas mantienen ventajas sólidas y duraderas en el tiempo.
¿Cuál es el error del planteamiento Alejandro?
Alejandro textualmente cita: “A Buffet nunca le gustó el concepto promulgado por analistas modernos, de que la ventaja competitiva es inherentemente efímera y que en esta sólo se puede aspirar a ventajas temporales que hacen que la única ventaja sea la velocidad o el Agilismo”. Suponiendo que Alejandro considera que velocidad es igual a Agilismo, y los utiliza como sinónimos; ahí es donde considero que está el error. La agilidad no es velocidad. Aquí es donde quiero aportar mi visión sobre el agilismo (o mejor, la agilidad) y su relación con la estrategia emergente.
La Agilidad: Adaptabilidad, no velocidad
Según AgileAlliance.org, la agilidad es la habilidad de crear y responder al cambio. Es una forma de gestionar el cambio, logrando así el éxito en un entorno incierto y turbulento.
Desde mi punto de vista el propósito de la agilidad es ayudar a la cultura organizacional y al mindset de las personas, proporcionando frameworks y competencias a la organización y sus miembros para generar más valor en un entorno de altísima volatilidad. Entendiendo valor como acercar a la organización, de manera sostenible, a su propósito y objetivos corporativos, buscando el bienestar y sostenibilidad económica, social y ambiental de la organización, sus colaboradores y su entorno.
Desde este punto de vista, la agilidad, tal como la concibo, no es enemiga ni competidora de la estrategia emergente. Al contrario, puede ser una aliada de la estrategia emergente, especialmente cuando surgen nuevos conceptos y se producen «breakthroughs». Estos «breakthroughs» representan rupturas en los antiguos paradigmas, que pueden, o mejor dicho, deben desencadenar acciones concretas (eventualmente apoyadas por la agilidad)) para fortalecer la estrategia y aumentar el «moat» o ventaja competitiva. En este contexto, la agilidad puede proveer la capacidad de adaptación que permite llevar las estrategias al día a día, transformándolas en acciones, productos y servicios, sean estos digitales o no.
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