Si nos ponemos en la tarea de buscar la definición de DevOps, seguramente encontraremos más de una acepción. Pero más allá de las diferencias entre una y otra definición, lo realmente importante es lo que todas tienen en común: las prácticas, la cultura y las herramientas. Estos tres conceptos son los que logran ese equilibrio entre el desarrollo y las operaciones, que tendrán como fin último el bienestar de los integrantes del equipo y productos de calidad para los clientes.
¿Podemos trabajar sin DevOps?
Trabajar sin DevOps es posible, así como lo es vivir sin teléfono celular o incluso sin internet. Cuando no existían los teléfonos móviles, las personas hacían uso de teléfonos fijos para poder comunicarse; y a falta de internet, se hacían consultas en las bibliotecas, se enviaban cartas o telegramas por correo físico. La gente podría comunicarse y buscar información, pero quizás con mucho menos rendimiento y bienestar que hoy en día.
En Castor hemos entregado productos de valor a clientes que no practican DevOps. Y aunque posiblemente esto no va a cambiar, cuando trabajamos por silos, es decir cuando cada área se encarga de una tarea específica para un despliegue, suelen retrasarse las entregas oportunas a los usuarios, y en otras oportunidades se pierde esa retroalimentación que permite encontrar soluciones y generar más valor.
Con DevOps
Cuando utilizamos DevOps aceleramos las entregas. Por ejemplo, un despliegue que tardaba 2 ó 3 semanas podemos hacerlo en horas o incluso minutos, luego de pasar por todos los procesos de calidad y despliegue, pues al tratarse de un proceso estándar es posible repetirlo sin caer en errores de proceso de despliegue manuales.
Cuando no se usa DevOps también se logran entregas de valor, también se puede trabajar sin sobre esfuerzos y en la operación se puede tener claridad de los procesos para atender bien a los usuarios y que la experiencia general sea adecuada a las expectativas.
Sin DevOps
Sin DevOps también es posible entregar productos de valor, trabajar sin sobre esfuerzos y tener claridad de los procesos durante la operación. Es posible atender bien a los usuarios, garantizando que la experiencia general coincida con sus expectativas
Al igual que el internet, que no se cruzaba por la mente de las personas varias décadas atrás, no sabíamos de lo que nos estábamos perdiendo antes de conocer DevOps: desconocíamos que podíamos tener una experiencia más óptima y obtener beneficios innumerables.
En nuestro caso, después de conocer DevOps evitamos ejecutar proyectos o crear productos sin utilizarlo, pues de esta forma, logramos entregar mejoras mucho más rápido, de manera que el tiempo restante lo podamos dedicar a analizar y mejorar los procesos, lo que tiene como consecuencia mayor calidad y valor en los productos que entregamos, a la vez que propiciamos bienestar para el equipo de trabajo.
¿Que tal si te arriesgas a darle un giro a tu manera de pensar y actuar, para el beneficio real y continuo de tu organización?
¿Te animas?
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