En la maduración de nuestro entendimiento de la transformación digital hemos encontrado que se hace imprescindible hacer transformaciones personales.
Y en las Transformaciones personales nos encontramos con que es necesario desarrollar competencias.
Pensemos. Las competencias son aquellos “habilitadores para ejecutar acciones” que nos permiten “volvernos competentes” en algo específico. Así, una empresa de ingenieros requerirá gente que sepa hacer cálculos, un hospital gente que sepa de anatomía, así como un laboratorio químico necesitará gente que sepa de química. Las competencias permiten a las compañías ser competentes en su quehacer específico. Se refieren al hacer y son interpersonales, es decir, se dan en la relación con el afuera, cuando interactuamos con los demás.
Sin embargo, hace poco tuvimos una revelación a partir de la lectura de un libro que nos gustó mucho y que vamos a dejar en los recomendados: ¿qué necesitamos saber para diseñar experiencias, interfaces o aplicaciones para un cliente? Ahora creemos que para poder diseñar experiencias maravillosas, para poder hacer UX (User Experience) debemos desarrollar la empatía. Sí, ¡empatía! Pues si no sabemos ponernos en el lugar del “otro” no podremos imaginar jamás lo que pasa por su cabeza. Así mismo, para tener éxito en las finanzas, necesitamos hacer análisis y síntesis previos, porque no podremos hacer cálculos con números si antes no tenemos la capacidad de relacionarlos entre sí.
Ahora pensamos que hay una especie de “competencias originarias” que son las que nos ayudan a crear otras competencias. Estas tienen que ver con el cultivo del ser y se encuentran en el terreno de lo intrapersonal, es decir, están dentro de nosotros mismos. Se trata de las “metacompetencias”, algo así como los nutrientes que necesita la tierra para ser fértil y de esta manera hacer que las semillas nazcan, crezcan y florezcan en los periodos de cosecha.
Otras metacompetencias son la adaptabilidad, la flexibilidad, la lealtad, la capacidad de aprender a aprender y a desaprender. Esta última es muy interesante; ¿cómo así que aprendemos a aprender y a desaprender? Aunque parezca una figura retórica repetida, “aprender a aprender y a desaprender” surge de la reflexión que tenemos a partir de nuestras propias experiencias. Y si tenemos en cuenta que somos el resultado de las decisiones que tomamos, para tomar buenas decisiones hay que contar con la información adecuada, es decir, con nuestro propio conocimiento.
Las metacompetencias son aquello que nos habilita a volvernos competentes para hacer ajustes y aprender rápidamente nuevas competencias en un mundo en constante cambio.
En conclusión, el desarrollo de las metacompetencias nos habilita para desarrollar a su vez las competencias. Cultivando el ser desarrollamos el hacer. Lo primero es centrarse en las personas.
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Libro recomendado
Cabeza, corazón y manos de Álvaro González Alorda
http://www.alvarogonzalezalorda.com/2020/01/cabeza-corazon-y-manos.html
La imagen de portada fue tomada de vecteezy
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